Los terceros molares, conocidos popularmente como muelas del juicio, suelen erupcionar entre los 17 y 25 años.
Aunque no siempre es necesario extraerlos, existen múltiples razones clínicas y preventivas que justifican su remoción, especialmente cuando su presencia representa un riesgo para la salud bucodental.
En este artículo, exploramos las 10 principales razones por las cuales un odontólogo puede recomendar la extracción del tercer molar, tanto en pacientes sintomáticos como en aquellos que aparentan no tener molestias visibles.
1. Falta de espacio en la arcada dental
Una de las razones más comunes. La mandíbula humana moderna ha reducido su tamaño con la evolución, lo que deja poco o ningún espacio para que los terceros molares erupcionen de manera adecuada. Esto puede generar presión y apiñamiento dental, especialmente en los incisivos inferiores.
2. Inclusión total o parcial del molar
Muchos terceros molares quedan retenidos dentro del hueso o la encía. Cuando esto ocurre, pueden convertirse en focos de infección o inflamación crónica. Incluso los molares parcialmente erupcionados presentan mayor riesgo.
3. Pericoronitis
La erupción parcial puede generar un colgajo de encía sobre el molar, donde se acumulan restos alimenticios y bacterias. Esta condición se denomina pericoronitis, y puede ser muy dolorosa, con inflamación, halitosis y dificultad para abrir la boca.
4. Caries o enfermedad periodontal
Por su ubicación posterior, las muelas del juicio son difíciles de higienizar adecuadamente. Esto las hace más propensas a desarrollar caries profundas o infecciones de encía, que a menudo comprometen también al segundo molar adyacente.
5. Formación de quistes o tumores
Los terceros molares incluidos pueden estar asociados con la formación de quistes dentígeros, e incluso, aunque rara vez, con lesiones tumorales benignas. Su detección temprana mediante radiografías es clave para evitar complicaciones.
6. Reabsorción del segundo molar
Un tercer molar impactado puede presionar la raíz del segundo molar, provocando reabsorción radicular. Esto puede comprometer la estabilidad de un diente sano que podría terminar perdiéndose.
7. Dolor crónico o molestias recurrentes
Incluso sin infección activa, la presión que ejerce un tercer molar puede causar dolor difuso en la mandíbula, oído o cabeza. Algunos pacientes experimentan cefaleas o contracturas musculares derivadas de esta condición.
8. Indicaciones ortodónticas
En tratamientos de ortodoncia, la presencia de muelas del juicio puede interferir en el alineamiento de los dientes o en la retención post-tratamiento. Por ello, su extracción puede formar parte del plan de tratamiento preventivo.
9. Traumatismo en tejidos blandos
En algunos casos, el tercer molar causa lesiones crónicas en la mucosa bucal, especialmente al masticar. El contacto constante con la mejilla puede generar úlceras o irritaciones.
10. Planificación protésica o quirúrgica
Cuando se planifica la colocación de prótesis, implantes o procedimientos quirúrgicos mayores, es habitual evaluar la extracción de los terceros molares para evitar interferencias anatómicas o complicaciones futuras.
¿Es siempre necesario extraerlos?
No. Algunos terceros molares erupcionan correctamente, se mantienen funcionales y no generan molestias ni patologías.
En estos casos, el seguimiento radiográfico periódico es suficiente.
La decisión debe tomarse de manera personalizada, evaluando riesgos, beneficios y antecedentes clínicos.
Conclusión
La extracción de los terceros molares no debe asumirse como un procedimiento rutinario para todos los pacientes, pero sí debe considerarse ante signos de inclusión, patología o riesgo de complicaciones.
Una evaluación clínica y radiográfica detallada por parte del odontólogo es esencial para tomar la mejor decisión en cada caso.
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